Nothing lasts really. Neither happiness nor despair. Not even life lasts very long. (Brief Encounter, 1945)

domingo, 5 de abril de 2015

Reflexiones sobre una tragedia

Un fiscal francés escucha la caja negra de un avión accidentado y a continuación transmite a los medios y a la opinión pública lo que ha encontrado. Algunas reacciones inmediatas en las redes sociales españolas consisten en poner en tela de juicio su declaración. Esto tiene su lógica, ya que en España desde hace muchísimo tiempo mentir (en televisión, en los tribunales, en los púlpitos, en las casas, en los bares y en las tiendas) no conlleva ningún tipo de sanción: sale totalmente gratis. Después de esto viene la segunda parte: opinar, escarbar en el morbo, no aportar nada al conocimiento del comportamiento humano y esperar al siguiente acto execrable. Tengo tantas reflexiones en mi cabeza que voy a necesitar tiempo para escribir sobre ello. Intentaré empezar aquí.
Sabéis que soy experta en salud mental por mi larga trayectoria evaluando y tratando a personas con enfermedad mental grave y que uno de los objetivos de mi trabajo es luchar contra el estigma de las enfermedades mentales. Aquí van algunos apuntes de mi reflexión:
1. Cuando se usa en el lenguaje coloquial los términos depresión, esquizofrenia, psicópata, psicótico, delirios, locura, etc., etc., nada tienen que ver con la realidad de esos términos, porque nadie se preocupa de saber más y comprender mejor: sólo interesa el morbo.
2. La mayoría de actos criminales los cometen personas en pleno uso de sus facultades mentales, que a su vez pueden o no tener un diagnóstico de enfermedad mental (como pueden tener un pasaporte europeo, una casa en la sierra o la tensión arterial elevada)
3. Todos los días alguien mata a una, dos, tres o varias personas o bien se mata a sí mismo llevándose por delante a sus víctimas. En nuestra sociedad a mayor número de muertos “de una tacada” más atención e interés, pero si sólo se ha muerto una esposa, un padre, un vecino, un cartero o un policía, entonces no nos preocupamos tanto para saber cómo podemos prevenirlo.
4. En el caso que ha ocupado a los medios de comunicación, hemos sabido que un piloto de avión ha conducido hasta la muerte a un altísimo número de personas. Por lo que he leído, la televisión y la prensa se han empeñado en incrementar el dolor de los familiares reconstruyendo una y otra vez los minutos finales de esos desdichados pasajeros. El sensacionalismo, de nuevo, haciendo sangre.
En resumen: los comportamientos crueles y el asesinato no son producto de una enfermedad mental sino de una mente repugnante, aberrante, abyecta y malvada. Deberíamos aprender a conocer más y mejor al género humano, a no dejarnos llevar por tópicos y prejuicios, a ser más objetivos valorando los hechos y no dejarnos llevar por la palabrería y las poses. Deberíamos, en definitiva, ser más justos con las personas honestas y sensatas que por suerte tenemos a nuestro alrededor en todos los estamentos de la vida pública y privada, y menos permisivos con quienes desde sus pantallas de ordenador, sus butacas en televisión, sus sillas en los medios de comunicación, sus mensajes en redes sociales, su comportamiento en los espacios públicos, usan el engaño, la manipulación y la mentira para sus propios - egoístas y mezquinos - fines.
Beatriz Alonso Aranzábal 5 de abril de 2015

2 comentarios:

Arte Pun dijo...

Pues sí, así debería ser.
Me deja un poco escamado lo que dices, y que debe ser así viniendo de una profesional como tú, el hecho que no tenga mucho que ver el comportamiento, vamos a llamarlo "extraño" del individuo en cuestión y su posible enfermedad mental.
Lo de los medios, es también de enfermedad mental, o usando parte de tu reflexión, de unas "mentes repugnantes, aberrantes, abyectas y malvadas"; qué pena.
Muchas gracias por tu reflexión Beatriz.
Abrazos

Beatriz AA dijo...

Tener un comportamiento extraño puede ser síntoma de enfermedad mental. Respecto a este hombre, no sabemos si tenía o no enfermedad mental, aunque por los datos que se han aportado parece que sí.

Lo que quiero manifestar es que el hecho de tener una enfermedad mental y comportamientos extraños no implica ser un potencial asesino.

Por su forma de actuar no estaba en un brote psicótico, sino que estaba en pleno uso de sus facultades mentales. Tomó decisiones por su propia voluntad. Sabía lo que estaba bien y lo que estaba mal. Y eligió.

La mayoría de personas con enfermedad mental no cometen crímenes. Algunos sí, y no siempre lo hacen con sus facultades alteradas.

Para matar por matar no hay que "estar mal de la cabeza" sino muy mal de la condición humana: carecer de empatía, compasión y sentimientos hacia los demás.