EL DÍA QUE TE CONOCÍ
Un caserón antiguo, un piano polvoriento, un grupo de amigos
reunidos un fin de semana.
Paseos por senderos sembrados de hojas muertas, recogida de
nueces recién caídas, bares con tortillas medio cuajadas, cortos de cerveza y
chatos de vino tinto. Hora de regresar.
Licores en las manos, cigarrillos en los labios, repaso a la
jornada, planes para mañana. La invitación a levantar la tapa del piano.
Un poco de reticencia mía.
Los dedos derramando el claro de luna por el teclado, la
tertulia que se va acallando, algunos bostezos. Desde el rincón más alejado del
salón tus volutas de humo avanzando hacia mi cuello.
Con el acorde final llegó tu beso.
Beatriz Alonso Aranzábal
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