El blog de la única web (Cartas-sin-sellos.com) dedicada exclusivamente a la correspondencia desde el año 2000.
lunes, 9 de agosto de 2010
Los Monaguillosh en la Fonoteca
Algún día se irán de casa



domingo, 8 de agosto de 2010
El relato que inspiró mi tercer corto
Lo escribí en noviembre de 2005, no recuerdo cuál era el tema del concurso mensual, y en noviembre de 2008 lo rodé en un solo día... eso sí, la historia había sufrido algunos cambios (a pesar de que echábamos cubos de agua en la acera, ninguna tormenta estalló aquel día).
PAPIROFLEXIA
Las nubes amenazaban tormenta. La librería estaba vacía. Entré discretamente en aquel pequeño establecimiento, con estanterías hasta el techo, donde un empleado se dedicaba a forrar libros de texto. Tenía ganas de leer una novela romántica, una novela que me tuviera entretenida las tardes oscuras del otoño, que ya se anunciaban.
Sólo los tijeretazos del atareado dependiente rasgaban el silencio.
Empecé a curiosear, pero al estirarme para alcanzar un volumen noté el dolor. Una lesión en la espalda me había obligado a abandonar mis clases de yoga, a las que acudía al salir del instituto. Cuando el médico me mandó reposo no repliqué. Tampoco había replicado cuando mi novio me dijo que no habría boda. Nunca busqué a nadie más. Mi casa, mi gato, mis alumnos y mis libros. Y ahora tenía a Ana Karenina para hacerme compañía.
Al acercarme al mostrador, no sé por qué pedí que me envolviera el libro para regalo.
Y entonces me quedé mirando sus manos largas y suaves que manipulaban el papel tornasolado, recortando, doblando las esquinas con suavidad, pegando el celo con cuidado. Miré su rostro concentrado, sus ojos castaños atentos, y su labio inferior, que se le quedaba ligeramente caído. Me gustaba cómo lo hacía. Y me lo estaba haciendo a mí. Deseé que no acabara nunca, y sin embargo lo hizo muy rápido. Le pregunté qué le debía.
Entonces él, con una sonrisa, me preguntó si tenía prisa.
Me quedé azorada, miré por el escaparate y vi que la tormenta ya había estallado. Dijo que mi regalo quedaría estupendo si le añadía un ornamento de papel. Sonreí. De un cajón extrajo hojas de papel de seda y empezó a decirme que le encantaba la papiroflexia, y que me iba a hacer unas mariposas de papel para acompañar al libro. “Te voy a hacer unas mariposas…” fue una frase que sacudió mis entrañas, un revolcón de mi estómago, poco acostumbrado a tantas atenciones. Y sus dedos hicieron un trabajo minucioso, confeccionando pequeños insectos que iba pegando en el lomo del libro. “Y para terminar te voy a hacer una rosa”. Ahora tenía yo el labio inferior entreabierto.
Las yemas de sus dedos ejercieron una ligera presión sobre cada pétalo.
Súbitamente se abrió la puerta del establecimiento. Entró una mujer muy elegante que le preguntó si ya le había forrado los libros. El chico le sonrió mucho más ampliamente que a mí, iniciando una animada conversación con ella. Me apresuré a abrir el monedero para pagarle, mis dedos estaban torpes. Me sentí muy poca cosa. Lamenté mi pelo descuidado, mi falta de maquillaje. Protegí el paquete bajo mi gabardina y al traspasar el umbral de la puerta pude oír como la clienta le reprochaba que a ella nunca le había hecho un paquete tan bonito.
viernes, 6 de agosto de 2010
(Muy breve) Historia de Cartas Sin Sellos
La historia de CSS es larga pero brevemente te diré que:Admito sugerencias sobre el camino a seguir, sobre el futuro de Cartas Sin Sellos. Muchas gracias y un cariño especial a quienes siguen ahí (y sobre todo a quienes aun mandan cartas, tan auténticas).
- aprendí en 2 semanas a hacer una web en el año 2000 (por aquel entonces se decía que con una página web se ganaba dinero)
- poco a poco llegaron las primeras cartas y las primeras consultas psicológicas (había un consultorio para adultos y otro para adolescentes gratuitos con una opción de respuesta privada previo pago de una cantidad mínima)
- las cartas se mandaban a traves de un formulario, es decir eran anónimas si el remitente no ponía su email de contacto
- los adolescentes mandaban cientos de cartas escritas de cualquier manera
- yo antes de publicar las cartas las corregía (ortografía, sintaxis, etc.)
- la página tenía (tiene) un estilo cuidado, en el fondo y en la forma
- le dedicaba, por tanto, un montón de tiempo
- nadie quería pagar por las consultas psicologicas (cuando llegué a las 440 adultas y 400 adolescentes cerré el servicio)
- cada vez entraba más gente, y como pagaba el hosting, y éste depende del número de visitas, cada vez pagaba más dinero al mes
- actualizaba practicamente a diario con nuevas cartas
- abrí un foro que fue un lugar increíble hasta que un troll empezó a dinamitarlo con graves insultos y mentiras contra mí y los demás y lo tuve que cerrar
- fue un esfuerzo tan grande (personal, económico, etc.) que un día decidí que se acababa: lo cerré pero llegaron tantas cartas pidiendo que no lo hiciera, que al cabo de unos meses (con un poco más de moral) en septiembre de 2007 reabrí CSS
- quité todos los archivos anteriores, con miles de cartas, para reducir el espacio que ocupaba en internet y el número de visitas (sí, por desgracia morí de éxito pues el éxito no me reportaba ningún beneficio económico, al contrario)
- Hay gente que lleva escribiendo y visitando años y años
- Hace cinco años preparé un libro precioso con Cartas Imposibles seleccionadas por mí, pedí permiso a los autores, pero no encontré editorial
- Ahora he encontrado un sitio web de autoedición que sólo vende los libros que se encargan que quizás se convierta en la salida de este ansiado proyecto
- Desde hace un año el buzón no es ya un formulario y el número de cartas ha descendido enormemente: ahora practicamente no recibo casi nada
- Me alegraría mucho publicar una carta tuya
- Uf, qué parrafada