Nothing lasts really. Neither happiness nor despair. Not even life lasts very long. (Brief Encounter, 1945)

sábado, 10 de septiembre de 2011

La fiesta de las costillas

Con un título gastrochabacano, escribí este relato en diciembre de 2006 para el foro literario en el que estuve participando mucho tiempo. Durante la segunda mitad de agosto, en Galicia (en la foto fuegos artificiales sobre el mar), me he puesto a revisar y a reunir todos los microrrelatos que tengo diseminados por archivos y directorios, para darles carpetazo. Ya veré cómo, y cuándo. De momento extraigo esta pieza para inugurar septiembre, que ya es hora.




Desde que Elvira tiene a Juan es otra. Se arregla, se ríe, nos cuenta lo que hace. Al principio se sentaba delante del ordenador, atendía las llamadas, y nunca (...)
Guardo el relato para futuros usos, gracias a quienes lo habéis comentado.

Beatriz Alonso Aranzábal



9 comentarios:

Jesus Esnaola dijo...

Muy buena tu fiesta de las costillas, Bea, me ha gustado mucho. Tema recurrente por aquí el de la soledad, me viene a la cabeza tu corto ¿"Papiroflexia" era? Si acaso, y esto es cuestión de gusto personal, eliminaría las dos últimas líneas. Explican lo que ya nos has mostrado a la perfección, a veces es complicado ver la frontera que separa lo implícito y lo explícito.

Besos

Beatriz AA dijo...

Te agradezco mucho tu sugerencia, me viene muy bien para cuando lo acabe definitivamente. Una frase más, una frase menos, dónde cortar, ahí está la duda.

Esperaré más comentarios.

El corto Papiroflexia se basaba en otro relato mío, sí, también con la soledad de fondo. Gracias Jesús por acordarte e hilar unas cosas con otras.

Un abrazo
Beatriz

Marco Ongania dijo...

Me encanta pero yo tambièn estoy de acuerdo con Jesus: no es necesaria la explicaciòn final.

Anónimo dijo...

Ante todo ¡hola!, yo no quitaria nada en este texto,Elvira parece ser que pasa de estar muy sola a tener un compañero, y, por lo tanto, coge el enamoramiento con ganas quiza excesivas y acaparadoras, agotando un poco a Juan. A mi Juan se me aparece como un hombre objeto, y las frases del final le dan un toque de ironia y gracejo que no creo que este de sobra. De todas formas,el hecho de que las pilas sean recargables, da un toque de esperanza, dando a entender que Juan recupera el interes en la relación. Saludos.

Beatriz AA dijo...

Hola Lázaro, gracias por venir, respecto al relato: no es un hombre-objeto, ¡es un objeto!

Ciao Marco, grazie per darmi la tua opinione.

Veo que el asunto no está claro. Mmmmmmm. Quizás sea mejor asi...

Gracias, abrazos
Bea

francisma dijo...

A mi me encanta y encuentro acertado la última frase que para mi si ha sido aclaratoria (ya ves, soy cortito) pero además, me parece también muy bella la otra lectura que nos da Lázaro. Nada mejor que un relato en el que se pueden descubrir varios significados.
Abrazos...

Beatriz AA dijo...

Cuando escribí este relato lo hice para el concurso mensual del foro en que participaba, y el tema sobre el que había que escribir era "Juguetes". Aqui se trataba de un juguete literal, pero como trata de relaciones personales podría estar hablando de un "hombre objeto" y que existiera ese Juan... al que "hay que darle cuerda" a veces (esta frase juega con los dos sentidos, no sabemos si la madre sabe qué clase de "yerno" tiene)...

Gracias Francisma por opinar, un abrazo
Beatriz

Odys 2.0 dijo...

Es cierto, con el "dale cuerda, hija. Y todo volvió a la normalidad" te quedaría un cierre ajaconante, es ahí cuando te das cuenta de la -no sé si llamarla triste, habría que preguntárselo a la prota- realidad.

Gracias por el relato. Parece que tú también te has puesto las pilas :-)

Besos.

Beatriz AA dijo...

tSi es que cuando metemos la tijera a los relatos... no hay quien la pare. Gracias Alberto por tu opinión.
Un abrazo
Bea