La inmensa labor de recibir, editar y publicar cartas a diario en internet me tuvo muy ocupada de 2001 a 2007, luego ya bajé el ritmo, aparecieron los blogs y las redes sociales, y Cartas Sin Sellos quedó de forma testimonial. Fruto de ese trabajo, elegí unas pocas cartas, entre las miles recibidas, para poder leerlas del tirón, en un vagón de metro, entre estación y estación. Pero hacerlo en papel salía caro. También porque lo encarecía el envío por correo postal de un continente a otro. Hace poco descubrí la posibilidad de hacerlo en formato descargable en Amazon.
El libro consta de 45 cartas divididas en varios capítulos- El texto introductorio es mío. Todas las cartas son sinceras, auténticas, escritas con estilo, con esmero. El libro empieza así...
I. BRIZNAS DE POLVO
(CARTAS DE AMOR NO CORRESPONDIDO)
Cada día caminan
millones de personas que no saben que son amadas. Hacen su vida normal, cumplen
con su trabajo, ignorando que en ellas depositan sus sentimientos otras
personas que también hacen su vida normal y cumplen con su trabajo.
Porque a menudo
los sentimientos amorosos emprenden viajes sin haber sido invitados. Y como
briznas de polvo se posan sobre la piel del ser amado y permanecen adheridas a
su mera existencia, sin obtener nada a cambio.
Son los amores
no correspondidos: viven del aire y se resisten a morir.
UN JARDÍN DE NOMEOLVIDES
España, 14 de junio de 2002
Pensando en ti,
enredando tu imagen con lo compartido para hacerte presente, en mi mente, en mi
espacio vacío... en sueños donde te abrazo sin abrazarte. Divagan mis
pensamientos en el caminar de mi existencia efímera. Sólo cánticos de
golondrinas y murmullos de voces del pasado han venido a acompañarme. Camino, y
tu sombra se une a mi caminar, te hablo y tu silencio cierra el verso de mis
labios y aprendo a amarte en el silencio húmedo de mi llanto.
A mi izquierda,
cuando cae la noche y reposan mis huesos cansados de este viaje, te siento
respirar. Yo, a tu derecha, pensando en ti, tú, distante, silente. En tus
pensamientos atas y enmarañas otros mundos, otros nombres, otros labios, otros
besos. Yo, con deseos de besarte, tocarte, fundirme en ti en un abrazo, morir
en tu vientre.
Amanece, y tu
diáfana y larga sombra se me ha perdido entre arbustos de recuerdos, a lo lejos
rompen tus pasos las secas hojas olvidadas de este invierno que la primavera no
quiso llevarse, así, como el tiempo no quiso arrastrar con él tus recuerdos.
Tú, pendes de ellos, yo de tu sombra, de un papel. Desgarrando lo vivido para
no caer contigo en el abismo.
Cansada de
caminar quiero plantar en tu corazón un jardín de nomeolvides y descansar en
ellos contigo en ti.
Pensando...
Amando a quien no me ama.
Albertina,
26 años
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