Puede que fuera el rumor que llegaba desde lo profundo del túnel, el aire rancio de las rejillas de ventilación, la corriente fría que recorría los pasillos. Puede que fuera la aglomeración de personas en el andén, o el vacío absoluto a ciertas horas. Puede que fuera la iluminación artificial. Cualquiera que fuera la causa, cada vez que entraba en el metro le ocurría. Con mayor o menor virulencia. En algún momento del trayecto. En un transbordo. Al irrumpir el tren en la estación (sobre todo al irrumpir el tren en la estación). Aunque solo durara un instante y se desvaneciera. Siempre le asaltaba un pensamiento perturbador.
(B.A.A.)
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Es la quinta antología en formato tradicional de papel que incluye microrrelatos míos.
2 comentarios:
Me ha cuerdo bien de este relato. Besos, Beatriz.
Sí que estás cuerda, Ana. Otro beso.
Gracias.
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