Nothing lasts really. Neither happiness nor despair. Not even life lasts very long. (Brief Encounter, 1945)

martes, 21 de enero de 2014

Un plan fallido




El conde de Matorrales salió de casa aquella mañana con un propósito firme: conquistar a la dama que le tenía embelesado desde que la vio cruzar la calle con su vaporoso vestido, tropezar levemente y proseguir su camino hacia el comedor social. Había comprobado que entraba allí todos los días a la hora del almuerzo. Por eso, tras vestirse despacio, perfumarse y peinar su rala cabellera hacia atrás, dio una vuelta alrededor del edificio para tener un aspecto más relajado. Pero, por el contrario, el paso rápido le produjo una respiración un poco afanosa y al entrar en el comedor parecía realmente fatigado. Como todo el mundo, el hombre se puso a la cola, y esperó su turno para recibir un tazón de caldo caliente y un trozo de pan. A medida que se aproximaba a la encargada, descubrió que era ella la dama deseada, y pudo observar con más detenimiento sus formas, sus labios pintados de carmín y el delantal que protegía el vestido de seda. Cuando llegó su turno, antes de que pudiera decirle nada, la mujer exclamó sorprendida:

 
- ¿También usted pasa hambre?

 
El conde de Matorrales, presidente de una conocida fundación y coronel retirado, se ruborizó violentamente.

 
- Tranquilo - continuó con una dulce sonrisa - son momentos difíciles para todos. Tómese tranquilo su comida, nadie sabrá que ha estado aquí.

 
El conde, sin levantar la vista, se sentó en una mesa próxima. Sabía que había metido la pata. No había sido una buena estrategia. La miró furtivamente y le dijo adiós con una triste mirada, antes de quemarse la boca tomando de un trago todo el caldo y salir escopetado de allí.
 
Beatriz Alonso Aranzábal
 



Este microrrelato fue publicado en el blog de Fernando Márquez "El Zurdo"

7 comentarios:

Luisa Hurtado González dijo...

Ha tirado la toalla muy pronto, yo veo posibilidades. Ella le conoce, él se ha ruborizado, ¿no podría volver para ayudarla o para confesar sus intenciones o para ser un mecenas?
Creo que ha de ser un poco más osado antes de tirar la toalla tan rápido y dar la batalla por perdida.

Felicidades por la publicación

Paz Monserrat Revillo dijo...

El pobre conde, con la boca escaldada...seguro que vuelve otro día y la espera a la salida, como dice Luisa. Muy gráfico todos esos detalles lo hacen muy cinematográfico, como un corto.Me ha gustado, Bea.

Beatriz AA dijo...

Gracias Luisa, menudo militar que abandona el campo de batalla!!! Me encanta que le quieras echar una manita.

Y gracias Paz, por "verlo", por ver a nuestro conde de Matorrales convertido en conde de Rastrojos.

Un beso a las dos

Arte Pun dijo...

Como han dicho ya, muy gráfico el relato. Más que un plan fallido, diría que nuestro conde no tenía ningún plan estudiado, seguro que vuelve a la carga, y esta vez se pondrá del otro lado del delantal. ¡Matorrales, que no se diga!

Gracias Beatriz, un beso

José María dijo...

Muy buena lección la que recibió el conde. Saludos. http://www.dicenque.com.es

Beatriz AA dijo...

Hola Jose Luis, no sé si cambiará de idea cuando se le pasé la quemazón de la boca.

Hola Jose María, gracias por tu visita.

Un abrazo a los dos

Elisa dijo...

A mí me parece muy divertido (además de actual y crítico).