B.A.A.
LECCIONES
No era un fantasma quien surgió entre la niebla, sino una guapa mujer empujando un carrito de bebé. Estábamos junto al Támesis, en Richmond, en un día de marea alta y agua hasta los tobillos, donde los Tudor residieron en el siglo XVI, y trataba inútilmente de instruir a mi hijo, de 13 años, en su primer viaje a Londres. Él sólo tenía ojos y oídos para su móvil. Ni la oscuridad ni la neblina que nos envolvían cada vez más parecían impresionarle. Al aproximarse la joven madre le dirigí una sonrisa, y miré hacia el carrito donde un bebé amordazado tenía los ojos anegados en lágrimas. La mujer me estaba apuntando con un revolver. Por suerte mi hijo, ajeno a todo, hablaba de fútbol con un amigo. Aterrorizado, la vi alejarse sin percatarme de que en un excelente inglés mi chaval estaba avisando a la policía. Hasta había sacado una foto de la sospechosa.
8 comentarios:
Buen cambio en la frase de inicio para llevar la historia hacia donde tú quieres.
La imagen del niño amordazado es muy buena.
Un abrazo.
Y ya está. No se necesita más: ambiente, misterio, tensión, y resolución. Me gustó tu prosa: sólida, bien llevada, graciosa (maneja la abundancia de manera justa). Un buen trabajo.
Abrazos fuertes,
PABLO GONZ
Para algo bueno tenían que servir las "máquinitas".
En la novela negra es una constante la voz en primera persona. Pero, en mi opinión, con esta pequeña historia consigues desplazar el protagonismo desde el padre hasta el hijo, quien en definitiva asume todo el riesgo y acaba tomando la iniciativa. Es un buen trabajo, no cabe duda. Mi enhorabuena.
Gracias por vuestros comentarios, por haber compartido esta pequeña historia que de verídica sólo tiene el agua hasta los tobillos.
Maite: gracias, te abrazo yo también.
Pablo: abrazos fuertes me too, y gracias por tu elogio.
Miguel: le has encontrado el lado "didáctico" (por cierto, te debo un comentario a tu libro ;-)
Pedro: gracias por tu análisis, cómo anima recibir comentarios asi
Beatriz, vengo de las Previsiones... de Agus. Y me daré una vuelta por aquí, a ver si encuentro lo que promete. Si es así (que así lo creo) pasaré por aquí de vez en cuando. Para que lo sepas.
Me gustó la idea de este micro, aunque creo que la distribución de las frases, de la información, está un poco desestructurada, y eso le quita ritmo al micro. Parte de culpa la tiene la dichosa frasecita, que cuesta de ponerla como inicial. Lo sé. Yo también escribí uno (está en mi blog) y no me salió ninguna maravilla.
Nada, que me doy una vuelta por aquí.
Un abrazo.
Bienvenido Victor, los concursos tienen el aliciente de obligarte a pensar una historia y contarla (que de otra manera no lo haría), pero a menudo al constreñirla en un número dado de palabras queda asi... demasiado encorsetada. A mí también me parece que la "parte histórica" frena la lectura, pero en fin, asi quedó.
No obstante también ocurre que de repente ves que algo funciona (una imagen , por ejemplo, como la que señala Maite) y que incluso tiene moraleja sin haberla buscado (la adicción a los móviles puede no ser tan nefasta..., como dice Miguel).
Espero que vuelvas. Saludos.
Si es que los móviles son aparatos de Satán. Hacerle eso a una pobre mujer :-)
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